Aún recuerdo cuando era una niña, aquellas noches en las que me quedaba dormida en el sofá intentando pillar a papá noel bajando por la chimenea o a los reyes magos entrando por el balcón. Hoy en día mi hermana pequeña hace lo mismo y, cada año, le dejo las galletas mordidas y el vaso de leche medio lleno bajo el árbol como hacían mis padres conmigo. ¿Porqué? Os estaréis preguntando. Para poder mantener viva en ella el máximo de tiempo posible la ilusión por la navidad.
Hoy en día la Navidad es la época más consumista del año. Hace unas décadas la navidad empezaba en Diciembre, como debe ser. Actualmente sabemos que han comenzado cuando el Corte Inglés enciende las luces en Octubre o, cuando se retransmiten por televisión los primeros anuncios de juguetes. Y me da pena pensar en los niños de las nuevas generaciones... Los cuales se están criando desde bien pequeños delante de pantallas. ¿Sabrán ellos lo que es cantar villancicos para la familia y esperar el aguinaldo? ¿Sabrán de la ilusión que nos hacía que nos regalasen juguetes normales y corrientes? De esos que aún existen pero que cada vez se regalan menos...
A pesar de eso esperamos cada navidad para poder reunirnos con los nuestros, disfrutar de buenas charlas y deleitarnos del banquete navideño que tan esporádicamente se elabora. Unos de los mayores placeres de esta preciosa época del año. Pero no nos engañemos, ¿quién no espera regalos por navidad? ¿Sería lo mismo la navidad sin algún presente? Aunque queramos autoconvencernos, sabemos bien la respuesta... Y es por esto que quiero deciros que no esperéis ningún regalo por navidad, que es más bonito que os sorprendan y mientras tanto disfrutad de la compañía de vuestros familiares... Nunca se sabe hasta cuando te podrán acompañar, y su tiempo es el mayor presente.
Y como no el dichoso móvil en plena cena familiar... El teléfono te acerca a las personas que tienes lejos pero te aleja de las que tienes cerca. Apaguemos el maldito aparato por una vez, encendamos nuestros corazones y disfrutemos de la Navidad como es debido.
Y con esto y mis más buenas intenciones,
¡os deseo unas felices fiestas a todos!
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