Ir al contenido principal

Te busco pero no me encuentro

Me perdí en el mar buscando el azul de tu mirada. Me perdí en el sol buscando el calor que tu corazón irradiaba. Me perdí en un tumulto de gente buscando los sentimientos que prometiste sentir. Me perdí en la noche buscando el amor que un día me diste. Me perdí en mí mismo buscándote a ti. Y es que creí que tú estabas hecho para mí, que tú y yo éramos inseparables, que un yo sin ti y un tú sin mi era un sin sentido. Creí en tus falsos para siempre y que tal vez los cuentos de príncipes y princesas estaban basados en hechos reales. Creí en finales felices sin esperar un punto y final para nuestra historia, que lo nuestro era mágico sin necesidad de trucos. Busco entre las piedras las lágrimas que derramé por ti, busco en mi baúl de recuerdos tus palabras disfrazadas. Busco a través de fotografías los besos que me regalabas, busco en mi almohada consuelo sustituyendo los abrazos que me obsequiabas.  A día de hoy me busco a mí mismo, pero déjame decirte cariño que te llevaste de m

Carta para mi "yo cobarde"



Querido "yo cobarde":

Ya es hora de que nos despidamos, ¿no crees? Llevamos demasiado tiempo juntos y no te quiero más a mi lado. He de admitir que cuando apareciste en mi vida no estaba preparado para tu llegada. Siempre había sido un chico feliz y sin grandes preocupaciones, solo estudiaba y quedaba con mis amigos. Pero un día llegó un gran cambio a mi vida, mi familia y yo nos tuvimos que mudar, situación que comportó un cambio de instituto. Por primera vez en mi vida me sentí inseguro, no conocía a nadie, ya nada me era familiar. Aún así, intenté hacer amigos, es lo menos que podía hacer; lo único que recibí a cambio fueron insultos y humillaciones delante de todo el instituto por parte de mis compañeros. Se metían con mi complexión delgada: saco de huesos, insecto palo, cuidado no sople el viento que saldrás volando y otros insultos más fuertes que no quiero recordar. Mi delgadez nunca me había acomplejado, hasta ese momento.


Y por culpa de ellos apareciste tú, mi amigo incondicional. Incondicional porque allá donde iba o hiciese lo que hiciese siempre estabas . Decidí llamarte mi "yo cobarde", porque por tu culpa había perdido autoestima ganando inseguridad a la vez. Por tu culpa ya no me sentía cómodo entre la gente, no tenía ganas de hablar con nadie, ni ganas de salir de casa; solo quería jugar a videojuegos y encerrarme en mi habitación. Rara vez salía con algún compañero con el que tuve la suerte de caerle bien pero, aún así, convertir mi cuarto en mi propio bunque se había convertido en mi estilo de vida.


Bueno, me dejo de tantos rodeos. ¿Te acuerdas de aquella chica que conocí gracias a mi compañero? Era guapa, simpática, amable, con una sonrisa radiante y... no hay palabras suficientes en el mundo para describir lo que sentí el día que la conocí, simplemente fue perfecto. Perfecto hasta que llegaste tú, me impediste darle un beso cuando me despedí de ella, hasta me fastidiaste cuando ella me declaró que yo le gustaba. ¿Porqué tuviste que inventarte que me gustaba otra chica? ¡Encima una amiga suya! ¿Porqué no me dejaste decirle que ella también me gustaba a mi aunque no tuviese ni un ápice de autoestima? Lo fastidiaste todo "yo cobarde"...


Hoy quiero decirte que noto como te desvaneces en mi interior, supongo que ya has notado que el amor propio está empezando a ganar en esta ardua batalla. También quiero que sepas que ella ha vuelto a aparecer en mi vida, que hablamos a través de las redes sociales y que hemos vuelto a quedar un par de veces. Esta vez no dejaré que la cagues por mi, no volveré a dejar que tus malas decisiones influyan en mi vida. Me gustaría que esta carta también la pudiese leer alguien más además de ti, ¿sabes porqué? Otras personas también se merecen saber el motivo de porque a veces han perdido oportunidades únicas, esas personas también se merecen poder despedirse de su "yo cobarde".

Ha llegado la hora, se acabó el dar tantas vueltas y me despido de ti sin más. Jamás te recordaré como la etapa más bonita de mi vida pero sí como la que me enseñó que cuando tocas hondo solo te queda subir.

Hasta nunca,
mi "autoestima"


Comentarios